martes, 20 de marzo de 2012

Ya eran las 12 de la noche, pero no podía cerrar los ojos, sentia como el reloj cucú de mis padres sonaba y sonaba, TIK, TOK, TIK, TOK.
Si mi madre sabia que estaba despierta a estas horas de la noche, de seguro estaría en problemas. Mis ojos fijos en el techo de mi cuarto, mi techo... recordaba el dia que lo habia pintado, parada sobre una escalera, con un fino pincel y unos cubos de pinturas multicolores, ese techo expresaba todo lo que mi mente era capaz de imaginar. flores, nuves, figuras que para cualquier persona eran solo cosas sin sentido, pero para mi, todo cabía en su lugar. Era mi mas preciada obra de arte, siempre fui apacionada con la pintura, cada imagen era un lugar diferente, lugares que solo existian en mi mente, pero de noche... de noche era tan real como la punta de mi nariz, ahora mismo podia sentir como comenzaba a elevarme, flotando sobre mi cama, cada vez mas cerca de ese hermoso cielo, podia tocar las flores color purpura, podia abrazar aquellas nubes, podia hacer lo que quisiera, ese era mi mundo, y tenía toda la noche para disfrutar de el, sentir el aire puro que no habia en mi ciudad, aquellos colores, que nadie mas era capaz de apreciar, todo se volvía perfecto, y yo me volvia diminuta, como una pequeña mariposa, un arco de estrellas brillaba a mi derecha, tratando de seguir el paso de la enorme luna que me sonreía, pero frente a ella habia un enorme vacio, un vacio que no me atrevía a cruzar, miré hacia mis al rededores en busca de algo que me ayudara a llegar hacia ella, lo mas cercano era una larga y hermosa flor color turquesa, se veía algo débil, endeble, pero decidí pasar por sobre ella y así alcanzar aquella hermosa luna que continuaba sonriendome, pero el camino era mas largo de lo que creía, debía ser cuidadosa, corria el peligro de caer al vacio. Caminé rapido pero cuidadosamente hacia una hoja color celeste

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